domingo, 14 de diciembre de 2008

Visita a Aracena




Y por fin nos fuimos a Aracena.Después de posponerlo, adelantarlo, aumentar el número de reservas hasta sumar dieciocho y conformarnos con ser finalmente dieciséis, el club del jueves, más invitados de excepción, puso rumbo hacia Huelva.



Unos salieron antes, otros después. Unos tuvieron que hacer numerosas paradas y otros fuimos derechos como una flecha, unos corrieron mucho en carretera y otros fueron legales, pero todos de forma casi milagrosa llegamos al mismo tiempo a una Aracena tormentosa y sin luz. Allí nos esperaba mucho jamón, muchas setas, mucho vinito y sobre todo mucha juerga y cachondeo. Hubo psicólogo eterno con Arantxa, hubo representaciones de la semana santa veleña, hubo hurtos con final feliz, hubo que mover el culo para dibujar el número de habitación y hubo auténticos momentos estelares de manos de Norma Duval, el Sepulcro, el de los pitillos y las cantunflas, siete calles a la derecha, y un número, un ticket.Después de la primera noche entenderán que en el pueblo ya todos nos conocían.




No faltaron las visitas culturales, al castillo, o mejor a lo que queda de él, a la iglesia y a la gruta de las Maravillas.



También tuvieron lugar las compras de ibéricos para tener un detalle con la familia, unas más acertadas, y otras desastrosas como mi jamón que no ha podido salir más malo. Pero mi madre ya se ha encargado de llamar a Segundín para contárselo y que se lo cambien. Mi madre: Mire usted Segundín, que mi hija fue con toda la ilusión hasta Aracena para comprarle a su padre un jamón, y el jamón no hay quien se lo coma de lo rancio que está.Mi hija está destrozada la pobre, con lo que ha pagado por él y no se puede comer. Segundín: pero ustedes ya se lo han comido? Mi madre: usted cree que yo me voy a tomar la molestia de llamarlo desde aquí de Vélez-Málaga para contarle que el jamón estaba malo y que le mando el hueso? Si el hueso no sirve ni para hacer puchero! Segundín: señora no se preocupe, mándeme usted el jamón que para noche buena le aseguro yo que tienes usted allí otro en condiciones.
Mira qué bien!


No puedo terminar sin hacer una mención muy especial a aquellos que tuvieron un importante peso en este viaje por sus acciones valiosas y heroícas: ese Pablo Peña que condujo el coche escoba, ese Miguelito Rueda que nos llevó al infinito y más allá a las mujeres, con bolsa de chucherías, después de haberse encerrao como sepulcro a más de las 7, ese Pepe y esa Arantxa que pese a las distancia se plantaron allí con dos cojones y ese Arturo que en la gruta decidió quedarse conmigo cuando vió me faltaba el aire.
Sólo puedo decir ¿CUÁNDO REPETIMOS?

1 comentario:

pepe dijo...

No existe distancia si a uno lo invitan a pasar buenos momentos, me apunto a un bombardeo si voy con mis niñas de Velez, asi que planead proximo objetivo que tengo los cañones preparados.