martes, 25 de noviembre de 2008

Catarsis

La civilización griega, responsable entre otras muchas cosas del pensamiento occidental, otorgó a la música una importancia sin precedentes, y por desgracia casi sin consecuentes. Los griegos, sabedores de la capacidad de la música para cambiar el carácter, exponían a sus soldados a largas sesiones de música compuesta en modos belicosos a fin de que se despertara en ellos el espíritu guerrero y la violencia precisas para defender a su pueblo con uñas y dientes. Los griegos también contemplaron a la música como uno de los pilares básicos en la educación de todo ciudadano y sabían que sólo los sabios llegaban a poder escuchar la música de las esferas, la música producida por la tierra al girar, porque aunque no se lo crean ustedes, los pitagóricos ya sabían con certeza que la Tierra era redonda y que giraba. Les debemos la actual escala diatónica y el primer sistema de afinación,una infinidad de mitos que han sido recreados en óperas una y mil veces, y el uso de la música como la más efectiva de las medicinas.

Mi gran héroe griego: Aristóteles, el que abogaba por el equilibrio, por el justo medio, y por la música como noble actividad de ocio, no el majarón de Platón con la caverna y sus sombras nada más hay en mi vida... fue el primero que habló de CATARSIS. Él llamaba catarsis al proceso por el cual el alma dañada era curada por medio de la música. La música, capaz de "mover del terror a la piedad" y de agitar los afectos humanos de forma casi inmediata, era prescrita por los médicos griegos en consulta, y consumida por la ciudadanía con respeto y fe.

Aristóteles distinguía dos tipos de catarsis: la Aleopática, que consistía en reparar el alma a través de música que despertara sentimientos opuestos a los padecidos, esto es, estando muy tristes y melancólicos el alma se reestablece oyendo música muy alegre y posisitva; y la Homeopática, que suponía lo contrario, el alma es curada con música que produzca el mismo afecto, anulándolo.

Desde que estudié la catarsis, la practico.Siempre que mi alma se descose un poco ingiero un combinado multivitamínico de música y resurjo de mis cenizas. Tengo mi propia selección preparada en el ordenata para aplicármela al menor síntoma. Las tres primeras pistas pertenecen a la categoría homeopática,me doy poco margen, pero entiendo que es importante anular y descargar antes de comenzar la remontada. A partir de la cuarta canción todo comienza a ir mejor, in crescendo hacia el molto vivace.

Una canción para esta ocasión, ni mejor, ni peor que otras, pero digamos que muy ilustrativa de la práctica aleopática es la que os pongo a continuación. Anímense y hagánse sus propias fórmulas magistrales contra la desilusión!