martes, 31 de marzo de 2009

A los 30 y dando vueltas



La mañana del 24, como cualquier otro martes, sonó el despertador a las cinco y cuarenta y cinco. Hice mis ejercicios para el cuello, desayuné, me duché y me engalané con la ilusión de una niña en el día de su cumplaños.Puse mis pies en polvorilla hacia la panadería, recogí mi tarta para compartirla con mis compañeros como cuando era pequeña y mi madre me compraba chuches para repartir, me monté en el coche y de camino a Álora lo pensé por primera vez:30 años.
Yo, que soy del futuro, porque siempre tengo presente que hay un después mejor, y muero al instante si no me esperan planes y más planes a quemar como cartuchos; me enfrento a una nueva década convencida de que las cosas siguen dependiento de mí al 100%, dispuesta a reinventarme tantas veces como haga falta, consciente de que me quedan muchas batallas por ganar, y escéptica ante la idea universal de que ahora o nunca tocan marido, hijos, monovolúmenes y vacaciones en familia.
Con 30 años sigo siendo esa niña que vive con sus padres, que llega siempre tarde a casa, que no sabe pedir en los restaurantes, que come palomitas de colores, que antepone los colegas a casi cualquier cosa, que se cabrea cuando no tiene lo que quiere, que se enamora de vampiros que cruzan océanos de tiempo para encontrar a su amada, que duerme como una bendita, que se funde el sueldo en ropa y viajes, que llora cuando no le hacen caso, que come lo que le cocinan otros, que no puede evitar el veinti... cuando le preguntan la edad, que desea con ansias sus próximo cumpleaños para soplar las velas rodeada de los suyos y millones de regalos.

viernes, 20 de marzo de 2009

A tí amigo funcionario



Querido amigo funcionario:
tú que vienes en nombre de delegación, llegas, das tus clases y te vas. Tú que sólo sabes coger una tiza y seguir tu libro de texto. Tú que no conjugas la actividad extraescolar o complementaria, te ríes como hiena en celo de todo el que se preocupa de hacerlas, y además te sabes quitar como nadie de enmedio llegado el momento. Tú que te niegas a echar un minuto más de lo que dice tu horario porque no te lo pagan. Tú que vives y reinas en tu departamento y no sabes lo es que echar unas risas con tus compañeros. Tú que andas con la cara arrastrando por los pasillos y empleas el tiempo libre del que dices carecer, en estudiarte la ley al dedillo para echar por tierra el trabajo de todos y tenernos enfrascados en discusiones absurdas claustro tras claustro. Tú que presumes de profesionalidad porque gastas más fotocopias que nadie, llegas siempre el primero, entregas la programación antes de tiempo y justificas tus numerosos suspensos en la falta general de nivel. Tú que estás hecho de otra madera porque no sabes lo que es una tutoría, ni salir un viernes a última hora ni entrar un lunes a primera, y acumulas por razones que se me escapan millones de horas de redución. Tú que cuentas con el beneplácito forzado de la directiva que evita enfrentarse a tí a toda costa confiado en que llegue ese concurso brillante por el que finalmente consigamos librarnos de tí.
Tú, que moras en cualquiera de los centros a los que soy destinada, que te burlas de mi asignatura de tirititera, y te beneficias de mi entusiasmo juvenil, ten piedad de nosotros. AMÉN.