jueves, 28 de agosto de 2008

Quédate a mi lado


Yo tenía nueve años y esperaba turno para dar mi clase de piano en casa de Irene. Entonces yo iba al grupo de los jueves por la tarde.Primero daba lenguaje musical con otros compañeros de mi mismo nivel, y luego me quedaba a dar la clase de instrumento con otros pocos.Aquel día además de los habituales estaba él: pelirrojo, muy alto, con gafas y una carpeta azul de cartón de las de toda la vida.Yo no reparé en él hasta que su fueron todos y nos quedamos solos.Recuerdo que no paraba de tamborilear con sus dedos sobre la carpeta y parecía nervioso con aquella situación,él no nos conocía ni a mí, ni al chico que tocaba en aquel momento, porque pertenecía a otro grupo más adelantado y venía a recuperar alguna clase perdida. Supongo que como en otro millón de ocasiones, sentí que me tocaba hablar a mí, terminar con aquel silencio angustioso en el que yo solo sé estar con la gente con la que tengo mucha confianza, y lanzar mi salvavidas a quien gritaba un SOS mudo. Un "perdona: tú eres aries no?", frase tontísima del tipo "yo traje ese melón" de Dirty Dancing, fue el comienzo de mi amistad con Víctor del Valle. Un escueto "sí", lo único que saqué de él ese día.
Muchos años después me confesó que no entendía cómo alquien podía hablar tanto, pero ni entonces ni ahora -lástima que haya quien piense lo contrario-, eso fue impedimento para que se quedara a mi lado. Aprendimos a apreciar su silencio y mi charla, su seriedad y mi cascabeleo, su serenidad y mis nervios, su lejanía y mi inmediatez, su excepcionalidad y mi carisma social.Y lo mismo que la bella y la bestia o el gordo y el flaco, Víctor y yo nos convertimos en un clásico de lo antagónico, en una burla a las compatibilidades, en un triunfo sobre la astrología que fue lo único que nos hizo comunes.
Durante años compartimos horas muertas en el conservatorio, nervios antes de los conciertos, cenas-fiestas con los compañeros y miradas esquivas cuando era demasiada la gente que nos rodeaba para su gusto.
Ahora él es un afamado pianista que recorre el mundo con su hermano dando conciertos, y yo su aspirante a mecenas, su fiel admiradora, su eterna alma contraria.


2 comentarios:

Beatriz Pérez Doncel dijo...

precioso merchi, precioso.

cuando yo sea una arquitecta de fama mundial, espero que me trates así de bien.

araceli dijo...

PRETENDER SER MECENAS ES BONITO, PERO HAY QUE SER RICO. LO PUEDES CONSEGUIR, AUNQUE ES UN POCO COMPLICADO. LO QUE SÍ PUEDES HACER SEGURO ES CONVERTIRTE EN MANAGER REPRESENTANTE DEL DÚO DEL VALLE.

VÍCTOR PADRE